Robótica educativa: los robots son cosas de niños
La robótica está llamada a ser el mejor aliado del aprendizaje infantil durante los próximos años. ¿Quieres saber por qué?
Una escuela en Ucrania se convierte en un ejemplo de cómo la impresión 3D puede ayudar en regiones devastadas por conflictos humanos o catástrofes naturales.
Una guerra cruenta y prolongada como la de Ucrania impone un elevado peaje en términos de vidas humanas. Sin embargo, entre los daños a largo plazo destacan también las infraestructuras, ya sea energéticas, residenciales o de obras públicas. Y muchas veces no es posible aguardar al final del conflicto para empezar con la reconstrucción. La vida sigue, incluso bajo las bombas. Pero ¿cómo afrontar esos proyectos en medio de considerales limitaciones a efectos logísticos y materiales? ¿Y cómo hacerlo de forma rápida para retomar la vida cotidiana lo ante posible? Avances tecnológicos como la impresión 3D puede ser una de las respuestas, tal como demuestra el último proyecto para reconstruir una escuela de la ciudad ucraniana de Leópolis.
Según las autoridades ucranianas, desde el comienzo del conflicto se han destruido alrededor de 277 escuelas en todo el país. Se trata de un duro golpe, ya que también pone en jaque el futuro de las nuevas generaciones. En el caso de Leópolis, una de sus escuelas se ha visto afectada por los bombardeos con el agravante de que esta ciudad de Ucrania occidental se ha convertido en un punto de acogida para los refugiados. Etre ellos hay 75 000 niños y niñas en edad de escolarización. Por suerte, la organización humanitaria Team4UA ha iniciado un proyecto para paliar la situación. Se trata de una escuela primaria que se está construyendo con impresión 3D y a una velocidad récord.
La nueva escuela de enseñanza primaria de Leópolis ocupa una superficie de 370 m2, lo que la convierte en el mayor centro educativo construido con impresión 3D hasta la fecha. Sus impulsores afirman que el 99 % del hormigón se ha producido de forma local, lo que afianza sus credenciales sostenibles. Además, basta con tres operarios para manejar el robot de impresión 3D, lo que simplifica las labores de construcción.
La estructura correspondiente a la impresión 3D se completará en menos de dos meses, mientras que el resto de las equipaciones estarán listas a finales de 2023. El objetivo a medio plazo es utilizar la impresión 3D para reconstruir otras infraestructuras y, además, aprovechar los escombros existentes para fabricar la mezcla del hormigón.
Aunque la impresión 3D se abre paso más lentamente en entornos industriales, su versatilidad y bajo coste en proyectos únicos y a medida la han convertido en una baza fundamental a la hora de desarrollar prótesis humanas. Una de sus principales ventajas es el hecho de que se puedan adaptar con facilidad a las características morfológicas de cada usuario de manera mucho más asequible que las costosas prótesis tradicionales.
Y, si hay un campo en el que, por desgracia, sean especialmente necesarias es en países afectados por la guerra. Es el caso de países como Ucrania, donde se calcula que hay hasta diez mil amputados de guerra. Así, el proyecto Hands for Ukraine (manos para Ucrania) impulsado por una oenegé canadiense está fabricando prótesis humanas por medio de técnicas de impresión 3D aditiva, empleando materiales plásticos de alta durabilidad. La iniciativa también ha apostado por software y hardware de gran usabilidad para ponerlo a disposición de los profesionales médicos.
Tras una prueba piloto efectuada a principios de 2023, los impulsores del proyecto planean instalar dos centros de producción en Ucrania. Uno de ellos tendrá su base en Leópolis, mientras que se prevé que el otro se aloje en la ciudad de Vinnytsia. El proyecto incluye la maquinaria, los materiales de fabricación y la formación de los responsables para la impresión de las piezas que harán la vida más fácil a los afectados por la guerra. Además de la impresión 3D de prótesis, esta tecnología también está revolucionando la biomedicina, tal como te contábamos hace poco en este artículo sobre la bioimpresión de pulmones.
Por supuesto, fuera del terreno de los conflictos bélicos, la impresión 3D en construcción sigue ofreciendo muestras espectaculares de su potencial. Uno de los últimos ejemplos es el desarrollo de un banco de hormigón impreso con tecnología 3D en una promoción inmobiliaria de Sevilla. Se trata de una pieza única de mobiliario urbano cuyas líneas sinuosas son posibles gracias a la impresión 3D, que prescinde de los moldes y encofrados tradicionales. Fabricada con una técnica conocida como contour crafting, ya ocupa su ubicación definitiva en el patio central del edificio Puerta Barqueta. Si quieres saber más sobre cómo se construyó y otras aplicaciones de esta tecnología en el urbanismo del futuro, tales como las pantallas acústicas o las fachadas verdes, puedes echar un vistazo a este artículo.
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