Robótica educativa: los robots son cosas de niños
La robótica está llamada a ser el mejor aliado del aprendizaje infantil durante los próximos años. ¿Quieres saber por qué?
Tablets para comunidades aisladas, incubadoras low cost o centrales hidroeléctricas portátiles son algunas de las iniciativas que están cambiando el mundo.
O cómo llevar las tecnologías de la información a los lugares más aislados. Pista: tablets y energía solar.
Usan materiales sencillos y se pueden montar en cualquier parte. Son el proyecto de un grupo de ingenieros españoles.
Obtener un flujo constante de electricidad incluso en los sitios más aislados esposible gracais a un viejo invento.
La arena es una materia prima abundante, pero la que se utiliza para el hormigón no tanto. Pero podría haber una alternativa.
Los proyectos tecnológicos se suceden de forma tan vertiginosa en los últimos meses que hemos decidido reunir algunos de los más llamativos en un solo artículo. Soluciones para necesidades profundamente humanas como es la información, los cuidados natales, los materiales constructivos o el suministro eléctrico. Son muestras de los progresos en la transformación digital, la tecnología, la energía o la construcción. Algunos de estos innovadores proyectos tecnológicos ya están disponibles, mientras que otros se lanzarán en fechas próximas.
Aunque se han experimentado avances significativos, el acceso a las tecnologías de la información en el tercer mundo sigue siendo una asignatura pendiente. Y no solo por la posibilidad de acceder a las redes sociales o leer el periódico en línea, sino también para consultar información que puede cambiar vidas. Ese es el objetivo de Kamaleon, una empresa en Mozambique que ha creado una plataforma llamada “tablet comunitaria” (The Community Tablet, como se conoce en inglés). Se trata de una plataforma interactiva que combina un software de acceso intuitivo y unas tablets que se trasladan en un remolque hasta comunidades remotas. Gracias a la energía solar y a que toda la información viene preinstalada, ofrece una tecnología independiente del acceso a Internet o la corriente eléctrica. Entre los cursos que ha ofrecido este proyecto tecnológico hasta ahora se cuentan campañas de educación financiera o de prevención del VIH y embrazados no deseados.
Fuente: The Guardian
La mortalidad infantil es otro de los grandes problemas a los que se enfrentan los países menos desarrollados. Y, muchas veces, eso va ligado a los nacimientos prematuros. De acuerdo con los datos de la OMS, cada año nacen quince millones de bebés antes de tiempo. Y eso, en zonas de escaso desarrollo tecnológico, puede tener consecuencias dramáticas. Por eso, el ingeniero español Alejandro Escario y su equipo desarrollaron hace cuatro años un modelo de incubadora que se pudiera montar fácilmente y con materiales accesibles. EL MIT reconoció este proyecto tecnológico con un premio en los Global FAB Awards. Su modelo ha viajado ya a África y Latinoamérica. Allí se ha hecho realidad un proyecto tecnológico que ha abaratado exponencialmente los costes habituales, que pueden llegar a ser de sesenta mil euros. La incubadora de Alejandro cuesta trescientos.
Fuente: El País
En la línea de la planta hidroeléctrica portátil que vimos hace poco tiempo, varias empresas están reinventando una tecnología tan antigua como la rueda Poncelet -que se utilizaba en los molinos fluviales- para crear una alternativa de generación de electricidad descentralizada. Los prototipos más complejos pueden llegar a generar hasta 100 kW. Sin embargo, probablemente, las aplicaciones prácticas más interesantes de este desarrollo tecnológico quizá puedan encontrarse en el prototipo desarrollado por Marc Nering, un emprendedor canadiense, que ha creado una microcentral eléctrica de fácil instalación en cualquier río y capaz de suministrar 7,5 kW de electricidad. Una potencia que cubre holgadamente las necesidades de una familia.
Fuente: Nering Industries
La arena es uno de los componentes básicos en la fabricación del hormigón. Pero, aunque parezca que existe en abundancia, el tipo de arena que puede encontrarse en los desiertos es demasiado fina para aglutinarse de forma consistente. Así que las constructoras recurren al tipo de arena que se puede encontrar en los bancos fluviales. Y esa es una materia prima que está en franco retroceso. Un grupo de jóvenes investigadores del Imperial College London ha ideado una forma de aprovechar la arena del desierto y otras arenas hasta ahora desechadas para fabricar un nuevo material de construcción con la resistencia del hormigón y con una huella de carbono nula. Lo han bautizado como Finite, en alusión a las reservas de arena de construcción limitadas que hay en la actualidad. Eso sí, aún mantienen en secreto los aglutinantes que utilizan para conseguir su revolucionario hormigón. Su próximo proyecto tecnológico consiste en desarrollar un sistema para la fabricación de vidrio con arena común.
Fuente: Dezeen
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