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Una nueva generación de colmenas monitorizará las abejas y hasta cosechará la miel de forma automatizada por medio de energía solar.
Una sola colonia de abejas puede polinizar hasta trescientos millones de flores en un día. Y eso incluye a las abejas melíferas gestionadas por seres humanos. Eso significa que, a diferencia de algunas prácticas ganaderas o agrícolas, se trata de una actividad humana beneficiosa para el medio ambiente y clave para la sostenibilidad del sistema alimentario. Ahora a la colaboración entre seres humanos y abejas se suma la contribución de la robótica, la inteligencia artificial y el big data. Esa es la propuesta de una startup israelí.
En este artículo te ponemos al corriente de cosas como estas:
El innovador enfoque de la “Beehome”, así han bautizado a esta nueva generación de colmenas, pasa por recurrir a la automatización en el cuidado de estos insectos. El objetivo es reducir la tasa de mortalidad de esta especie, expuesta a numerosas amenazas en los últimos años como la varroa destructor, un agresivo ácaro parasitario. Solo en EE. UU. este parásito destruyó el 43,7 % de las colonias de abejas entre 2019 y 2020.
En la colmena de Kibbutz Beit Haemek, en el norte de Israel, en poco menos de cuatro metros cuadrados, viven unos dos millones de abejas. Hasta ahí todo normal, pero un pequeño examen muestra un dispositivo con cables, una placa con procesadores y un sistema de ventilación. Se trata de una colmena inteligente.
La función de este hardware es monitorizar todo lo que está sucediendo en el interior, con aspectos como la temperatura o la humedad. En caso de necesidad, la máquina puede intervenir, aportando agua o azúcar si se detectan carencias. Este tipo de aportes se basan en el uso de inteligencia artificial, ya que el sistema aprende a distinguir patrones que preceden al descenso en la población de la colonia.
La tecnología detecta también parásitos y plagas y aplica tratamientos térmicos, sin necesidad de productos químicos. Y, si se detectan productos tóxicos en la atmósfera, tales como pesticidas, las entradas de la colmena se cierran automáticamente a modo de protección.
Cada Beehome puede alojar hasta veinticuatro colmenas y se alimenta por medio de energía solar. Esto significa que pueden instalarse prácticamente en cualquier lugar. El apicultor cuenta con un software que le permite controlar lo que está pasando con sus abejas en todo momento desde el teléfono móvil, prescindiendo de inspecciones oculares. Hasta ahora, había que desplazarse hasta el lugar y examinar cada colmena manualmente.
Esto último también es aplicable a la cosecha: el sistema detecta los niveles de miel en los panales y la recoge de forma automatizada cuando están a rebosar. Posteriormente, una vez que los depósitos están llenos, el apicultor recibe una alerta para que recoja la miel.
La llegada de los datos masivos y los sistemas de inteligencia artificial implica que estas tecnologías vayan más allá del cuidado de colonias concretas. En EE. UU ya hay empresas dedicadas a poner el big data al servicio del bienestar general de las poblaciones de abejas melíferas.
Una de ellas vende colmenas inteligentes con sensores, ya sea a profesionales o a particulares interesados en tener abejas en sus jardines o en zonas residenciales. La empresa se encarga del mantenimiento y la cosecha de la miel, que se entrega al cliente. Pero el proceso no acaba ahí: todos los datos recopilados a lo largo del año se envían a la Universidad de Harvard y al MIT, que pueden analizarlos y estudiar la salud de las abejas. De este modo, se podrá comprender mejor el impacto de las condiciones medioambientales y climatológicas a largo plazo.
Otro proyecto financiado con fondos europeo pretende ir más lejos si cabe. El objetivo de Hiveopolis es desarrollar abejas robóticas para cada panal, de forma que por medio de sus vibraciones y movimientos puedan indicar al resto de la colonia dónde están las fuentes de polen óptimas. Se trata de replicar la conocida como “danza de la abeja”, que permite a las abejas obreras informar de la ubicación de las flores por medio del movimiento de su abdomen. Si quieres saber más acerca de la aportación de la robótica en sectores como la agricultura, echa un vistazo a este artículo.
Por cierto, el Día Mundial de la Abeja es el 20 de mayo. Un buen momento para recordar la importancia de estos insectos polinizadores, ya sea en colmenas inteligentes o en el medio salvaje.
Fuentes:
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