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Las posibilidades que ofrece la generación de certificados seguros a través de blockchain, está abriendo nuevos horizontes en la producción de energías renovables por parte de los ciudadanos.
Descentralización es la palabra de moda. Descentralización en la producción y el consumo de contenidos online. Descentralización en la producción de energía con la instalación de placas solares en hogares. Descentralización en las transacciones económicas con la aparición de tecnologías disruptivas como blockchain y las criptomonedas (si aún no tienes claro los fundamentos de esta tecnología, aquí te lo explicamos con todo detalle). Precisamente, esta última tecnología podría potenciar la producción de energías renovables a escala ciudadana. ¿De qué manera? Pues sigue leyendo.
En países como EEUU o Australia se expiden certificados de consumo de energía verde. Son los llamados REC (Renewable Energy Certificate). Así, una empresa puede demostrar que el 100% de la energía que gasta es de origen renovable. Por supuesto, los electrones procedentes de una central de ciclo combinado y los que se generan en una placa fotovoltaica siguen siendo completamente idénticos. Para comprobar que una compañía eléctrica ha generado una cantidad determinada de electricidad verde y que un consumidor la ha comprado hacen falta costosas y complejas auditorías que complican su aplicación a pequeña escala en la producción de energía doméstica.
Es aquí donde entra en juego la tecnología blockchain que funciona por medio de la creación de bloques de información con una firma única e irrepetible, lo que la convierte en candidata idónea para la generación de certificados de producción de energía renovable con un coste muy reducido. Así, incluso los pequeños productores podrían vender electricidad con una certificación de energía renovable allá donde la legislación lo permita. Esa es la lógica detrás de empresas como Power Ledger (Australia), que instala contadores eléctricos en huertos solares a prueba de manipulación. Este sistema también permite medir en tiempo real la producción eléctrica. El único inconveniente es que la tecnología blockchain actual solo permite la generación de unos centenares de certificados -también llamados transacciones- por segundo. Naturalmente, sería inviable utilizarlo a gran escala con una proliferación de miles o millones de generadores de electricidad simultáneos.
Aquí es donde entra en juego un nuevo desarrollo llamado Canopus, un protocolo potencialmente capaz de gestionar millones de transacciones. Desarrollado por un grupo de investigadores de la Universidad de Waterloo (Canadá), Canopus toma en consideración la ubicación de cada servidor para gestionar las operaciones localmente, en conjunción con los servidores más cercanos, en lugar de enviar los datos a la nube. En un futuro, dado el alto nivel de seguridad que ofrece la tecnología blockchain y su descentralización absoluta, se podría crear un mercado global de certificados de energía renovable. La bajada en el precio de la producción de la energía solar y eólica, unida a sistemas como Canopus, suponen un paso más hacia un cambio en el modelo energético actual, con un mayor protagonismo de la ciudadanía. Es decir, la democratización de la energía.
Como se puede advertir, la tecnología blockchain tiene mucho más potencial que un puñado de criptomonedas especulativas. El modelo de negocio de empresas como Power Ledger solo es una de las múltiples aplicaciones que se están desarrollando actualmente.
Los vehículos eléctricos son otra de las áreas donde se empieza a notar la transición en el modelo energético. Recientemente BMW anunció su hoja de ruta: para el año 2025 entre un 15% y un 25% de sus automóviles estarán electrificados. Se trata de una revolución imparable en la que los algoritmos de blockchain también tienen algo que decir.
En el terreno de los coches eléctricos, las estaciones de carga siguen siendo escasas y los procedimientos de facturación y las tarifas complejos e incoherentes. Imaginemos que cada estación de carga, ya sea comercial o particular, estuviera siempre disponible para cualquier vehículo. Algo así como un AirBnB eléctrico. Ese es el planteamiento de eMotorWerks, una startup californiana que ha lanzado un mercado de compraventa de electricidad entre particulares respaldado por la certificación blockchain. Cada usuario que quiera pertenecer a la red, puede darse de alta y poner su punto de carga a disposición de otros conductores previo pago de una tarifa. El sistema se encuentra ahora en fase beta, pero abre interesantes posibilidades en el sector.
Sin salir del sector del transporte, aunque a una escala mucho mayor, el tráfico de mercancías global podría contar con un sistema blockchain para hacer el seguimiento de los diversos productos desde su salida de la fábrica hasta la llegada al consumidor. Esa es la lógica detrás de Ship Chain, una startup que pretende revolucionar el mercado de la logística.
BHP, la mayor empresa minera del mundo, también está explorando las posibilidades de blockchain para gestionar su cadena de suministro. En su caso, basándose en Ethereum, exigirá a los geólogos, proveedores y empresas de transporte que utilicen el cifrado blockchain para dejar constancia de cada fase del proceso. La tecnología se complementará con el uso de InterPlanetary System (IPFS), un protocolo peer-to-peer (P2P).
Fuente: The Conversation, Coin Desk
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