Robótica educativa: los robots son cosas de niños
La robótica está llamada a ser el mejor aliado del aprendizaje infantil durante los próximos años. ¿Quieres saber por qué?
Hacemos un repaso de las grandes innovaciones tecnológicas que han marcado un año en que, si bien la normalidad quedó en suspenso, la investigación avanzó imparable.
Si algo nos ha enseñado 2020 es la fragilidad de nuestras sociedades ante eventos de naturaleza cada vez más global, tanto en términos de cambio climático como de pandemias. Sin embargo, también nos ha mostrado la resiliencia del ser humano y su capacidad para unir fuerzas ante retos comunes. Nunca se había desarrollado una vacuna con semejante rapidez, ni tampoco se había producido una transición tecnológica tan acelerada como lo ha sido la digitalización que ha transformado nuestra relación con el trabajo y las personas. Además, a pesar de las circunstancias adversas, ha sido un año rico en innovaciones en muchos otros ámbitos.
Además de la excelente noticia que llegó a finales de 2020 con el anuncio de varias vacunas eficaces contra el coronavirus, asistimos al desarrollo de nuevas tecnologías que nos ayudarán ante los retos víricos del futuro. Así, hablamos de innovadores algoritmos que permiten identificar patrones en la voz asociados a dolencias. O las numerosas aplicaciones de la tecnología blockchain que también ayudaron a gestionar los datos de la pandemia con mayor fiabilidad. La versatilidad de la impresión 3D, que ya había demostrado su potencial en el terreno de las prótesis, también tuvo su papel en la fabricación de respiradores y otros componentes médicos. Por supuesto, proliferaron las apps de monitorización para móviles que optimizaron el seguimiento de los contagios.
Conceptos como la economía circular, que hasta hace poco se circunscribían a discusiones teóricas, han empezado a ganar terreno y convertirse en un valor en alza para empresas y centros de investigación. Pequeñas iniciativas como el uso de cáscaras de huevo para la fabricación de baterías o el de peladuras de naranja para reciclarlas fueron de la mano de proyectos tecnológicos más ambiciosos como HISER, orientados al reciclaje de materiales de construcción. Esta filosofía también ha estado detrás de iniciativas destinadas a países en desarrollo como Trashpresso, la planta de reciclaje móvil que convierte residuos plásticos en materiales de construcción por medio de energía solar.
Este año también ha supuesto grandes avances en lo que respecta a las prendas que vestiremos en la próxima década. Tratamos conceptos como la fibrotrónica o los materiales con memoria obtenidos a partir de lana reciclada. También hablamos de nuevos materiales biomédicos inspirados por las hojas del loto.
Y, hablando de las hojas de loto como fuente de inspiración, la biomimética ha vuelto a demostrar su eficacia. Es decir, la aplicación de principios de la naturaleza a la innovación tecnológica. Así, los mosquitos nos enseñaron a crear drones con detección de colisiones. Además, comprobamos que los drones submarinos tenían mucho que aprender del atún, uno de los nadadores más formidables de los mares.
Hace tiempo que la IA y las tecnologías de big data se han convertido en piezas fundamentales del desarrollo tecnológico. No obstante, este año hemos asistido a una verdadera explosión en sus aplicaciones. Por un lado, han impulsado el desarrollo de nuevos barcos autónomos y maquinaria de minería, pero también han estado detrás de hallazgos arqueológicos e históricos. La posibilidad de que los españoles descubrieran Australia, hallazgo realizado gracias a los algoritmos aplicados al análisis de manuscritos del Archivo de Indias, o la identificación de nuevos geoglifos en el desierto de Nazca, confirman que la IA sirve para afrontar el futuro, pero también para entender mejor nuestro pasado.
Pero la robótica no solo se ciñó al diseño de vehículos autónomos, sino que también abrió nuevas posibilidades en el terreno del reciclaje. Un brazo robótico capaz de seleccionar y clasificar residuos fue uno de los principales avances.
La lucha contra el cambio climático siguió en marcha con nuevos proyectos tecnológicos que convierten el dióxido de carbono en una materia prima útil. Así, vimos nuevas tecnologías que convierten el CO2 en fertilizante o incluso en alimentos. También asistimos a avances en la fotosíntesis artificial con el desarrollo de dispositivos que producen combustible a partir del dióxido de carbono y otros elementos. Igualmente, se sentaron las bases para que el dióxido de carbono comience a utilizarse como material de construcción.
El tratamiento de aguas residuales es un reto ecológico de primer orden, tal como lo es la desalinización antes las crecientes necesidades de agua potable. Encontrar maneras de optimizar esos procesos, tanto en términos de reutilizar los residuos como de reducir el consumo energético en los tratamientos, ha sido una de las piedras angulares de este año que acaba. Vimos que es posible utilizar aguas residuales para producir fertilizantes y alimento para peces, que algunas especies de insectos acuáticos podían inspirar nuevas técnicas de desalinización o que las bacterias podían ser un aliado formidable en la depuración de aguas residuales. Y no solo eso: que también es posible trasladar algunos de esos procesos al hogar, con la aparición de nuevas depuradoras domésticas como Hydraloop.
Junto con la consolidación de energías renovables tradicionales tales como la eólica o la fotovoltaica, también presenciamos el advenimiento de una nueva generación de energías renovables. Algunas de ellas, tales como la energía undimotriz, aprovecharán el potencial energético de los mares. Otras permitirán obtener electricidad de las omnipresentes señales WiFi. O incluso recurriendo al llamado efecto sombra. Asimismo, abordamos el uso de la triboelectricidad en aplicaciones tan dispares como la prevención de incendios forestales.
Por último, la tecnología contribuyó a mitigar el impacto de las discapacidades físicas y cognitivas, así como herramienta para mejorar nuestros hábitos. Desde guantes diseñados para dar voz a las personas con problemas de habla hasta una mano robótica utilizada en colegios de la India para enseñar higiene a los alumnos.
Sin duda, la innovación tecnológica no se ha detenido un momento en estos últimos doce meses. Por suerte, científicos e investigadores han trabajado incansablemente para conseguir un mundo mejor y más sostenible. A ellos en general, y a los profesionales de la investigación médica en particular, queremos dedicar este resumen del año.
Todos los campos son obligatorios.
Descubre cuáles son los temas de los que más se está hablando este momento
{{CommentsCount}} Comentarios
Actualmente nadie ha comentado la noticia.
Sé el primero en dejar un comentario.
{{firstLevelComment.Name}}
{{firstLevelComment.DaysAgo}} días atrás
{{firstLevelComment.Text}}
Responder{{secondLevelComment.Name}}
{{secondLevelComment.DaysAgo}} días atrás
{{secondLevelComment.Text}}