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La escasez de agua y los problemas de sequía para los cultivos pueden encontrar un aliado en este revolucionario invernadero que ya produce miles de kilos de tomates en Australia.
La sequía y la escasez de agua en muchos lugares del planeta son problemas cada vez más preocupantes. Según Ban Ki-moon, Secretario General de Naciones Unidas, “más del 50% de las tierras agrícolas están mediana o gravemente degradadas, y cada año se pierden 12 millones de hectáreas de tierra que dejan de ser cultivables".
La tecnología y la innovación no paran de proponer soluciones que podrían ser clave para paliar muchos de estos problemas y Sundrop, un revolucionario sistema de agricultura basado en la energía solar y el agua del mar, es un ejemplo que ya ofrece resultados reales. ¿En qué consiste exactamente?
Sundrop está impulsado por un grupo de científicos como alternativa a los problemas de sequía en zonas consideradas estériles para el cultivo. Está ubicado en el desierto sur de Australia, una zona caracterizada por la falta de agua que, con este sistema, ya ha conseguido producir hasta 17.000 toneladas de tomates en un año.
Las 20 hectáreas de invernadero que constituyen el proyecto reciben el agua del mar del Golfo Spencer, situado a dos kilómetros de distancia. Eso sí, previo paso por la planta desalinizadora que trabaja alimentada por energía termosolar.
Consta de una torre de 150 metros de altura y 23.000 espejos apuntando hacia ella que, en un buen día de sol, produce hasta 39 megavatios de energía. Suficientes para eliminar la sal marina y producir el agua dulce necesaria para regar las 180.000 plantas de tomate que contiene el invernadero en su interior.
Pero el aprovechamiento del agua de mar no solo descansa en la desalinización como recurso para paliar la sequía. En verano, los tomates son cubiertos por cartones mojados con agua salada que mantienen las plantas frescas, un método que conserva la plantación a la vez que ayuda a limpiar el aire del invernadero, lo que sirve de sustituto a pesticidas o químicos.
Hasta aquí, el sistema implantado en Australia solo ofrece ventajas, y de hecho, parece que los tomates que produce ya se venden en el mercado. Sin embargo, que la infraestructura haya costado unos 200 millones de dólares pone en cuestión que, al menos por ahora, su implantación pueda extenderse a muchos otros puntos del planeta. Además, el otro hándicap con el que todavía lidian sus creadores es que en días de poco sol la planta necesita de la energía convencional para poder trabajar, por lo que aún no es completamente independiente de los combustibles fósiles. Pese a esto, Sundrop pretende instalar tres plantas solares más, en Portugal, Estados Unidos y en otro lugar de Australia.
La innovación va dando pasos de gigante para hacer la vida de la gente mejor y, en este caso, más sostenible. Y si el 97’5% del agua de la tierra es salada, con una tecnología como esta nos acercamos poco a poco a la posibilidad de frenar los problemas de sequía y escasez en muchos puntos del planeta.
Fuente: Xataka, abc.net, Sostenibilidad para todos
Imágenes: Sundrop
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