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La idea de instalar muros de plantas para mejorar la calidad del aire ya es una realidad en muchas ciudades.
Un pequeño bosque en plena urbe. No, no se trata del típico jardín o parque, ni es un conjunto de árboles al uso. Su nombre es City Tree y, según sus ideólogos, ofrece la protección al medioambiente de 275 árboles naturales. Gracias a él, el problema de la contaminación puede serlo un poco menos.
City Tree, creado por científicos alemanes, es un musgo despierto, perspicaz e inteligente. Este vegetal es capaz de destruir las partículas dañinas de dióxido de nitrógeno y dióxido de carbono, además de generar oxígeno. Y al mismo tiempo, enfría el aire que lo circunda.
Los investigadores alemanes han diseñado una pared con este musgo cuya característica primordial es que está habituado a vivir sin tierra y que trabaja naturalmente como un filtro de aire. Asimismo, almacena las partículas contaminantes transmutándolas en nutrientes.
El musgo es una planta compuesta por múltiples especies, pero las elegidas para este proyecto parece que son las que más agentes contaminantes absorben. Otra de sus peculiaridades es que tiene una superficie de hojas mucho más amplia y frondosa que cualquier otro tipo de variedad y es capaz de acaparar enormes cantidades de agentes que contaminan: CO2, óxido de nitrógeno y polvo.
Las ciudades no se caracterizan precisamente por sus amplias zonas verdes. El valor añadido de los árboles es que aportan oxígeno, embeben agentes contaminantes y evaporan agua. De este modo, reducen la temperatura del aire.
Precisamente por esto, a la compañía alemana Green City Solutions se le ha ocurrido la solución sostenible de crear estos paneles de musgo. Centenares de árboles se aglutinan en un pequeño cuadro, tan solo cuatro metros de alto por tres de ancho. Sus reducidas dimensiones lo convierten en un dispositivo idóneo para ubicarlo en cualquier sitio. Una llamativa instalación que puede incorporar incluso un banco, ofreciendo aún más funcionalidad a su entorno, y que ocupa tan solo el 1 % de una arboleda.
Otro de sus puntos fuertes es el novedoso sistema de riego que lleva incorporado. Íntegramente automatizado, suministra nutrientes gracias a un tanque incorporado en su parte central. Además, almacena el agua de la lluvia, lo que lo hace aún más sostenible y autosuficiente.
La eficiencia energética, por otra parte, se consigue a través de paneles solares que generan energía para que el bosque de musgo pueda girar y sus baterías estén alimentadas en todo momento. Además, su construcción es exclusivamente ecológica, fabricado por materiales completamente reciclables.
Esta pared vegetal dispone también de sensores capaces de evaluar la humedad del suelo, la calidad del agua y la temperatura ambiente. A ellos se suman otros dispositivos que calculan la calidad del aire y su eficiencia, información que envían a la empresa para que pueda ser analizada.
En la actualidad, estos pequeños jardines verticales ya están colocados en 25 ciudades del mundo: Módena, Oslo, Hong Kong, Glasgow y diferentes ciudades alemanas. Su instalación no lleva más de seis horas y, en cuanto a su mantenimiento, es sencillo y barato. Tan solo supone 2.500 euros al año.
Así que si un día de estos paseando ves uno, puedes sentarte e inspirar profundamente, probablemente estarás respirando aire limpio y fresco en medio de la ciudad.
Fuente: BBC News, Idealista, Green City Solutions
Imágenes: Green City Solutions
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