Robótica educativa: los robots son cosas de niños
La robótica está llamada a ser el mejor aliado del aprendizaje infantil durante los próximos años. ¿Quieres saber por qué?
Diversos proyectos de huertos flotantes capaces de desalar agua marina y operar con energía solar plantean una alternativa a la agricultura en tierra firme.
Según la arqueología oficial, la historia humana comienza con la agricultura. Es en ese momento en el que nuestros antepasados comienzan a contar con excedentes alimentarios que les permiten abrazar el sedentarismo y comenzar a crear las primeras sociedades complejas. Hoy el incremento de la población mundial y la escasez de agua dulce nos obligan a reinventar nuestras prácticas agrícolas. Una de las alternativas que comienzan a barajarse son los huertos flotantes: estructuras marinas que, por medio de desalación y energía solar, podrían producir la fruta y verdura de los humanos del siglo XXI.
En este artículo te contamos:
Por regla general, un huerto flotante es una estructura que contiene todos los elementos necesarios para el cultivo de alimentos en superficies acuáticas como lagos o el mar. Este tipo de huertos, también conocidos como jardines flotantes, suele constar de las siguientes partes en las versiones de última generación:
Aunque no están exentos de retos, tales como la corrosión o el oleaje, los huertos flotantes ofrecen numerosas ventajas. Las más importantes son el hecho de que no requieren agua dulce destinada al consumo humano, pueden instalarse en zonas costeras desérticas y utilizan energía renovable. Además, ofrecerán alimentos de proximidad con menor huella de carbono.
El cultivo de algas marinas, ya sea dedicadas a la producción de alimentos o biocombustibles, es ya una realidad. Sin embargo, los huertos flotantes aspiran a producir los mismos vegetales cultivados habitualmente en tierra firme. Aprovechar las superficies acuáticas es una opción que se está explorando también en el campo de los paneles solares flotantes. A efectos de este artículo, te mostraremos las visiones de diversos equipos de investigación y emprendedores de todo el mundo para cultivar sobre el agua.
Una de las últimas propuestas, que ya cuenta con un prototipo funcional, proviene de Australia. El sistema consta de dos cámaras. En la parte superior hay una especie de invernadero, mientras que la parte inferior se destina a la recolección de agua dulce. Se utiliza un sistema de desalación solar pasiva y el agua dulce, una vez condensada, se transporta por medio de unas cintas hasta la cámara superior, donde se encuentran las plantas y el sustrato. Por ahora, los investigadores de la Universidad de Australia, en colaboración con la Hubei University of Technology de China, han utilizado este huerto flotante para cultivar lechugas, brócoli y col china.
Según los desarrolladores de esta plataforma, se trata de un sistema que requiere poco mantenimiento, se alimenta exclusivamente de energía solar y tiene un coste relativamente reducido. En estos momentos trabajan en aumentar la productividad de este huerto flotante sustratos como residuos de arroz o paja.
Si hay un país atenazado por la falta de terreno cultivable es Japón. No sorprende, pues, que una de las propuestas más avanzadas provenga de este país asiático. Incubado por una startup agritech, el proyecto consiste en gigantescas plataformas flotantes que recurren a cultivos hidropónicos y energía renovable para la producción de verduras. Y todo ello con materiales resistentes a la corrosión del agua marina.
Bajo el nombre de Green Ocean (Océano verde), el sistema es semejante a una especie de invernadero con placas solares en el techo, que está diseñado en V para captar agua de lluvia. En lugar de optar por sistemas de desalinización como el caso anterior, los impulsores de esta plataforma de “agricultura offshore”, tal como la denominan, consiguen agua apta para el riego mezclando el agua de lluvia con pH ácido y agua de mar alcalina en la proporción necesaria.
Por último, combinan distintos tipos de cultivos para absorber los nutrientes del aire y del agua. Aseguran que las pruebas iniciales, llevadas a cabo a lo largo de dieciocho meses, les han permitido cultivar rábanos, lechuga y tomates de forma exitosa.
Por sofisticadas que sean las propuestas que hemos visto, los huertos flotantes no son enteramente novedosos. Hoy, empujados por los retos del cambio climático, los agricultores de los deltas del sureste de Bangladesh están rescatando una técnica de cultivo practicada por sus antepasados. En su caso, utilizan balsas flotantes para cultivar frutas y verduras como pepinos, tomates, calabazas o incluso papayas. Las balsas son un ejemplo de sostenibilidad, ya que se tejen con las ramas de plantas invasivas.
Esta alternativa comenzó a practicarse hace doscientos años para mitigar los efectos de la temporada de lluvia, que suele prolongarse durante cinco meses. Sin embargo, la subida del nivel del agua y las constantes inundaciones fruto del cambio climático dejan hasta diez meses bajo el agua las zonas de cultivo. En la actualidad hay más de seis mil agricultores de la zona que han optado por cultivar sobre el agua en una superficie equivalente a 157 hectáreas.
Ya se trate de huertos flotantes o de otras alternativas como las proteínas sintéticas para astronautas, las próximas décadas exigirán soluciones imaginativas y, sobre todo, sostenibles para alimentar a una población creciente con unos recursos limitados en un escenario de cambio climático.
Fuentes:
Todos los campos son obligatorios.
Descubre cuáles son los temas de los que más se está hablando este momento
{{CommentsCount}} Comentarios
Actualmente nadie ha comentado la noticia.
Sé el primero en dejar un comentario.
{{firstLevelComment.Name}}
{{firstLevelComment.DaysAgo}} días atrás
{{firstLevelComment.Text}}
Responder{{secondLevelComment.Name}}
{{secondLevelComment.DaysAgo}} días atrás
{{secondLevelComment.Text}}