Ventanas inteligentes ‘low-cost’
En lugar de cristal líquido, las ventanas inteligentes aplican una tecnología basada reacciones químicas y físicas
La combinación de madera y hongos bioluminiscentes da pie a un material que emite luz sin fuentes de energía externas.
Pocas escenas hay más evocadoras que un mar nocturno que despide el resplandor de unas medusas o unas algas bioluminiscentes. Este fenómeno natural ha sido la fuente de inspiración para el desarrollo de un material innovador con aplicaciones en la construcción o en entornos urbanos. Así, un grupo de investigadores suizos ha recurrido a un hongo parasitario en combinación con un material abundante y renovable como la madera para lograrlo. La clave está en un componente llamado luciferina. En este artículo te contamos en qué consiste este avance y sus posibles aplicaciones.
Antes de nada, conviene aclarar que la luciferina es una molécula orgánica clave en los procesos de bioluminiscencia, el fenómeno por el cual ciertos organismos vivos emiten luz. Su brillo característico se produce cuando la luciferina reacciona con la luciferasa, una enzima que cataliza su oxidación en presencia de oxígeno y trifosfato de adenosina (ATP). Este mecanismo, altamente eficiente, genera luz sin apenas producir calor, lo que permite a diversas especies utilizarlo como herramienta de cortejo, para comunicarse o ahuyentar depredadores en entornos oscuros, como son las profundidades marinas o los bosques nocturnos.
Se han identificado distintas formas de luciferina en la naturaleza, adaptadas a los organismos que las producen. Entre los ejemplos más conocidos en la fauna destacan los cascabeles de fuego o luciérnagas (Lampyridae), los pececillos linterna (Photoblepharon), y los calamares luminosos (Watasenia scintillans). En el reino vegetal, aunque la bioluminiscencia es menos frecuente, se encuentra en bacterias que colonizan raíces o tejidos de ciertas plantas y en algunos hongos, como el foxfire (Panellus stipticus). Este último ha sido el punto de partida para la creación de una llamativa madera bioluminiscente.
Hace dos mil trescientos años Aristóteles documentó un extraño fenómeno: en ciertos bosques, la madera de los árboles brillaba de noche de forma inexplicable. Lo bautizó como “fuego frío”, un término que luego se traduciría como foxfire o fuego de las hadas. Más adelante, se determinaría que el responsable del fenómeno era un hongo parasitario a través de una molécula llamada luciferina.
Hoy la ciencia está ayudando a desarrollar materiales de construcción innovadores capaces de ofrecer aislamiento térmico o endurecerse bajo presión. Y la última adición a esa caja de herramientas es una madera bioluminiscente que aprovecha el fenómeno descrito por Aristóteles. Francis Schwarze, un investigador micológico suizo, ha echado mano de un hongo conocido como Desarmillaria tabescens, que forma parte de las más de setenta especies de hongo con cualidades bioluminiscentes.
El proyecto, cuyos resultados se han publicado en la revista Advanced Science, consistió en crear un biohíbrido fruto de la combinación de este hongo y madera de balsa. En los experimentos, el equipo comprobó que el hongo metabolizaba la lignina presente en la madera y generaba bioluminiscencia en el proceso sin mermar sus cualidades de solidez y resistencia, ya que la celulosa se mantiene intacta.
El laborioso proceso, que requiere tres meses de incubación y absorción de humedad para alcanzar el resplandor máximo, se basa en una reacción enzimática que se traduce en una luz verdosa en la longitud de onda de quinientos sesenta nanómetros. La reacción se inicia cuando el material entra en contacto con el aire.
Schwarze y su equipo indican que esta funcionalidad ofrece múltiples aplicaciones, desde señalética urbana, iluminación de parques, mobiliario doméstico o incluso, edificios fantasmagóricos. Al contar con una fuente de luz propia y basarse en un recurso renovable como la madera obtenida de bosques sostenibles, este biomaterial ofrecería una huella de carbono reducida.
En el apartado de las desventajas, por ahora esta innovadora madera mantiene sus cualidades bioluminiscentes durante cerca de diez días, aunque sus desarrolladores confían en poder alargar el efecto por medio de algunas modificaciones en el proceso de fabricación.
Junto con las estructuras y revestimientos bioluminiscentes, los hongos también pueden utilizarse como materiales innovadores en la construcción de edificios y la fabricación de muebles con menores emisiones de carbono. Puedes leer más acerca de esta disciplina, conocida como micotectura, en este artículo. Y, si quieres mantenerte al corriente de las innovaciones en el mundo de los materiales de construcción, no dudes en suscribirte a nuestra newsletter al final de esta página.
Fuente:
Todos los campos son obligatorios.
Descubre cuáles son los temas de los que más se está hablando este momento
{{CommentsCount}} Comentarios
Actualmente nadie ha comentado la noticia.
Sé el primero en dejar un comentario.
{{firstLevelComment.Name}}
{{firstLevelComment.DaysAgo}} días atrás
{{firstLevelComment.Text}}
Responder{{secondLevelComment.Name}}
{{secondLevelComment.DaysAgo}} días atrás
{{secondLevelComment.Text}}