Ventanas inteligentes ‘low-cost’
En lugar de cristal líquido, las ventanas inteligentes aplican una tecnología basada reacciones químicas y físicas
La Universidad de Idaho investiga el uso de un nuevo composite basado en residuos de madera para una construcción sostenible.
Además de nuevas tecnologías como la realidad mixta, la arquitectura se está beneficiando de innovadoras técnicas que permiten una construcción sostenible. En los últimos años se ha hablado mucho de la impresión 3D aplicada a procesos constructivos. Pero ¿qué sucedería si combinásemos esa tecnología con materias primas sostenibles?
Eso es lo que se ha planteado en un nuevo proyecto acometido por la Universidad de Idaho. El objetivo es utilizar una pasta fabricada con residuos de madera para desarrollar la construcción sostenible del futuro.
En este artículo hablaremos de:
De aquí a 2025, el proyecto de la universidad estadounidense explorará la utilización de un biocomposite, es decir, un material compuesto de varios elementos de origen biológico, para construir grandes estructuras. Este biomaterial combinará serrín y residuos de la industria maderera y de la construcción para ofrecer una alternativa viable al hormigón.
Una vez que se haya encontrado la mezcla idónea en términos de resistencia y durabilidad, se utilizará en nueva impresoras 3D de última generación creadas específicamente para el proyecto. Los desarrolladores confían en que su nueva materia prima permita fabricar muros modulares y paneles para techos y suelos de manera rápida y eficiente.
El equipo lleva investigando desde 2019 en la utilización de residuos de madera hasta ahora inservibles para la industria en conjunción con nuevos aglutinantes y tecnologías de impresión 3D. Nuevos materiales para este tipo de impresión aditiva que podrá aplicarse tanto a la construcción de edificios in situ como para la creación de réplicas arqueológicas.
La propia Universidad de Idaho ya ha demostrado la viabilidad de construir grandes estructuras de madera. Uno de los ejemplos más espectaculares es el estadio Idaho Central Credit Union Arena. Se trata de un centro deportivo con capacidad para más de cuatro mil personas y que está hecho de madera manufacturada en su práctica totalidad.
La madera manufacturada se fabrica con materiales como serrín o fibras de madera. Un ejemplo clásico sería el aglomerado que se utiliza en algunos muebles. Naturalmente, las inmensas vigas que cubren el estadio de Idaho son algo más resistentes, pero la filosofía es la misma.
El uso de madera manufacturada o procedente de bosques sostenibles es una de las alternativas de construcción sostenible que más interés han despertado en los últimos tiempos. Uno de los ejemplos es el rascacielos de madera más alto del mundo, que se está construyendo en la ciudad suiza de Winterthur.
Con una altura de cien metros, se espera que esté completado para el año 2026. Además, formará parte de un barrio construido íntegramente en madera.
Entre las ventajas del uso de la madera con fines constructivos está su ligereza y sostenibilidad.
Junto con el uso de nuevos materiales de construcción sostenibles como la madera o el biohormigón, el sector está asistiendo al auge del reciclaje como garantía de sostenibilidad. Uno de los grandes retos era la dificultad de procesar los residuos procedentes de demoliciones o edificios antiguos. Conocidos como RCD (residuos de construcción y demolición), se trata de materiales de gran volumen y tipología muy dispar.
Proyectos como HISER están buscando nuevas alternativas que permitan darles una segunda vida y asimilar conceptos de economía circular en el sector de la construcción. En este caso se trata de crear un nuevo sistema digital, conocido como Smart BIM-SD, para rastrear y clasificar los materiales de cada edificio y, posteriormente, aplicar técnicas de selección, trituración y electro-fragmentación selectiva para recuperarlos. El resultado son composites como el WPC que combinan plástico y madera.
Otra de las estrategias más interesantes consiste en utilizar inteligencia artificial y robótica para seleccionar y trasladar residuos de construcción de mayor peso. Una nueva planta, inaugurada en 2022, contará con un robot capaz de identificar y levantar hasta doce mil fragmentos de hasta treinta kilos por hora. Parece que la construcción sostenible tiene un gran futuro por delante.
Fuentes:
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