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Regenerar corales o analizar el agua: los robots que ayudan al medio ambiente submarino
Un brazo robótico que cuida corales es uno los últimos ejemplos de la robótica al servicio del medio ambiente.
En un laboratorio de Australia el visitante puede encontrar una pequeña guardería de corales. Allí un brazo robótico se encarga de atenderlos, infatigablemente, día y noche. Más adelante, cuando los corales se hayan desarrollado lo suficiente para trasladarlos al mar, un dron submarino monitorizará su salud y el estado de los arrecifes. Esta sinergia entre dos robots muestra el potencial de la tecnología para ayudar a proteger el medio ambiente en tiempos de cambio climático en los que especies como los corales se enfrentan a graves desafíos. En este artículo te hablamos de este tipo de robots y compartimos contigo un vídeo donde repasamos los ejemplos más llamativos de robots marinos que hemos visto en los últimos tiempos.
Una guardería de corales con un cuidador robótico
Antes de hablar de la nueva ola de sistemas robóticos para proteger y regenerar los corales australianos, es preciso comprender la situación actual de estos ecosistemas. Los corales en Australia, especialmente en la Gran Barrera de Coral, se enfrentan a amenazas críticas que ponen en riesgo su supervivencia. El cambio climático ha propiciado el fenómeno del blanqueamiento masivo, donde los corales pierden las algas que les proporcionan nutrientes. A esto hay que sumar la contaminación por escorrentías agrícolas, plásticos, la sobrepesca y el desarrollo costero. Por último, las tormentas tropicales más intensas y especies invasoras, como la estrella de mar corona de espinas, también están impactando negativamente.
El cuidado de corales en laboratorio antes de su traslado al mar es una práctica cada vez más habitual para atajar esta crisis medioambiental, pero es intensiva en mano de obra. Así, hay que alimentar, limpiar de algas y trasplantar a tanques de mayor tamaño cada coral de forma individual. Si se quiere regenerar los corales harán falta millones de ellos, por lo que es fácil imaginar el trabajo necesario.
CSIRO (organización de investigación científica e industrial de la Commonwealth, por sus siglas en inglés) es una agencia australiana gubernamental que está explorando las posibilidades que ofrece la robótica a la hora de ayudar en la tarea. Beyond Coral, una fundación que se encarga de ello, ha empezado a usar un robot bautizado como CHARM (máquina de circuito automatizado para el cuidado de corales, según sus siglas en inglés) para el que CSIRO ha suministrado un brazo que puede trabajar las veinticuatro horas del día.
CHARM utiliza distintos accesorios para cada una de las tareas mencionadas. Una de las más importantes es el traslado de cada coral a su nuevo tanque. Ahí es donde entra en juego el brazo desarrollado por CSIRO, que incorpora unas pinzas blandas lo suficiente delicadas para manejar el tejido de los corales, pero con la fuerza suficiente para levantarlos y moverlos. El brazo robótico se ha diseñado por medio de IA generativa en un proceso donde se han optimizado las estructuras. Posteriormente, se ha impreso en 3D con materiales resistentes a la corrosión salina, entre los que se incluyen polímeros duros y goma blanda. Se espera que en un futuro un brazo parecido también permita plantar los corales adultos en los arrecifes marinos.
Un robot que ayuda al medioambiente monitorizando corales
Y parece que la tarea de los robots a la hora de cultivar y regenerar corales no acaba ahí. En fechas recientes, una empresa australiana anunció un dron submarino bautizado como Hydrus. Este nuevo robot es capaz de descender a trescientos metros de profundidad y operar en un radio de nueve kilómetros. Con un peso inferior a siete kilos, Hydrus integra focos de alta luminosidad, cámaras y un sistema de reconocimiento de imágenes por medio de IA. Su misión será localizar e identificar especies marinas y otros objetos. En esa misma línea, uno de sus principales objetivos será utilizar sus capacidades de reconocimiento de imágenes para monitorizar la salud de los corales y detectar zonas especialmente afectadas por el blanqueamiento, así como analizar las praderas submarinas donde se desarrollan. También se encargará de mapear el suelo marino, y todo ello de forma autónoma.
Una nueva generación de biorrobots
Hydrus forma parte de una nueva generación de robots submarinos destinados a monitorizar y salvaguardar ecosistemas marinos. Muchos de ellos se inspiran en la propia fauna oceánica, con el conocido enfoque de la biomimética. Así, se han desarrollado drones acuáticos basados en las tortugas, las medusas o los atunes que pueden desplazarse y operar de manera más eficiente que los robots tradicionales, así como analizar la calidad del agua o la biodiversidad. Se están estudiando incluso robots blandos y biodegradables fabricados a partir de algas. Estos dispositivos serán cruciales para conocer, entender y preservar un entorno gravemente afectado por el cambio climático, la contaminación y la sobrepesca.
Además de estas innovaciones, si quieres conocer otras aplicaciones de los robots para ayudar al medio ambiente, aunque lejos del mar, te recomendamos este artículo sobre el uso de robótica e inteligencia artificial en el reciclaje de residuos.
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