Nanotexturas para resolver un problema histórico
Un líquido lubricante capturado entre las nanotextura y la acción capilar evita la acumulación de residuos dejados por el agua
El ojo humano ya tiene un rival que añade visión nocturna y que pronto podría ayudar a personas con ceguera a modo de prótesis o utilizarse en sistemas robóticos.
Nuestros ojos son, ya de por sí, una maravilla de la naturaleza: con más de seis millones de conos y ciento veinte de bastones, es decir, células fotosensibles, es capaz de mostrarnos el mundo en toda su belleza y con una resolución a la que no llegan los últimos modelos de televisores planos. De hecho, se calcula que el 80 % de la información que llega a nuestros cerebros lo hace a través de los ojos. Sin embargo, los investigadores llevan tiempo buscando alternativas. Por un lado, para ayudar a las personas que han perdido la visión y, por otro, para equipar sistemas robóticos con tecnologías más eficientes. Ese era el objetivo del equipo de investigación de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, liderado por Zhiyong Fan, a la hora de crear su nuevo prototipo de ojo biónico. Y, teóricamente, lo que han logrado podría superar con creces las prestaciones de nuestros tradicionales globos oculares.
El resultado de este innovador proyecto tecnológico es una retina tridimensional con una tupida red de nanotubos de gran fotosensibilidad. El equipo ha incorporado una membrana de óxido de aluminio con minúsculos sensores de perovskita, un material fotosensible que se utiliza para algunos paneles solares. Una vez que esas “células” captan las señales lumínicas, la transmiten a través de la red de tubos que simula el córtex visual y que están conectados a la unidad de procesamiento. La cuestión es que los nanotubos son tan sensibles que pueden superar la longitud de onda del ojo humano, alcanzando frecuencias de 800 nm (nanómetros). O lo que es lo mismo: la frontera entre la luz visible y la radiación infrarroja. Y eso supondría, tal como apuntan sus desarrolladores, dotar al ser humano de visión nocturna. En términos comparativos, el ojo humano se mueve entre los doscientos y los ochocientos nanómetros.
Otra de las ventajas sobre los ojos biológicos es que el nuevo dispositivo es capaz de adaptarse a las diferencias de intensidad lumínica de manera mucho más veloz. Además, la densidad de los nanotubos del prototipo de ojo biónico es seis veces mayor que las células de visión de la retina humana.
Todo eso significa que el dispositivo podría tener más resolución que su pariente biológico. Es decir, que un ser humano equipado con esa prótesis podría ver de noche y distinguir objetos más lejanos. Los investigadores, sin embargo, aclaran que este potencial está limitado por el tamaño del electrodo de contacto trasero. En todo caso, creen que la nueva tecnología podría tener múltiples aplicaciones en operaciones de rescate, seguridad y hasta arbitraje de eventos deportivos. Sin embargo, la verdadera revolución sería devolver la vista a las personas con problemas de ceguera. Pero, antes de alcanzar eso, el verdadero reto será conectar ese sistema de visión a nuestro sistema nervioso. Algunos científicos creen que se paso se darán a finales de la presente década y se está avanzando en ese sentido, gracias a la utilización de tecnologías como la impresión 3D. Ya veremos.
Fuente: Futurism
Todos los campos son obligatorios.
Descubre cuáles son los temas de los que más se está hablando este momento
{{CommentsCount}} Comentarios
Actualmente nadie ha comentado la noticia.
Sé el primero en dejar un comentario.
{{firstLevelComment.Name}}
{{firstLevelComment.DaysAgo}} días atrás
{{firstLevelComment.Text}}
Responder{{secondLevelComment.Name}}
{{secondLevelComment.DaysAgo}} días atrás
{{secondLevelComment.Text}}