Nanotexturas para resolver un problema histórico
Un líquido lubricante capturado entre las nanotextura y la acción capilar evita la acumulación de residuos dejados por el agua
Goodyear ha presentado una nueva generación de ruedas “verdes” en el sentido más literal del término: llevan musgo incorporado. Una nueva manera de combatir la contaminación del aire.
La contaminación del aire es una de las grandes manchas en el expediente de las urbes modernas. En los casos más extremos, se llega a prohibir la circulación o se restringe el aparcamiento en el centro para reducir la densidad del tráfico y mejorar la calidad del aire. Sin embargo, si los vehículos pudieran absorber parte del CO2 que generan, este problema se vería sensiblemente atenuado. Es la lógica detrás de las avanzadas ruedas desarrolladas por Goodyear y presentadas en la última edición de la feria de coches de Ginebra.
En un artículo anterior hablamos de las biotintas y del auge de materiales con componentes orgánicos para integrar múltiples cualidades físicas. Así, unas bacterias pueden ejercer de filtro al degradar y metabolizar vertidos de petróleo o unas esporas precipitan calcita en una estructura del hormigón cuando se exponen a la humedad, sellando posibles grietas. Aprovechando un principio parecido, las ruedas Oxygene integran un cultivo de musgo que crece en los laterales de la estructura. Aparte de convertir al vehículo en un peculiar jardín rodante, el objetivo de la propuesta es que el musgo absorba dióxido de carbono y emita oxígeno al efectuar la fotosíntesis. El musgo aprovecha la humedad ambiental y el agua en la calzada en días de lluvia para mantenerse vivo y reducir la contaminación del aire.
Se calcula que en una ciudad como París, que tiene un parque móvil de 2,5 millones de vehículos, la nueva tecnología podría generar tres mil toneladas de oxígeno y absorber cuatro mil de dióxido de carbono al año. Sin embargo, este no es el único aspecto ecológico. El prototipo desarrollado por el fabricante estadounidense se basa en una estructura impresa en 3D con polvo de neumáticos reciclados, una de las grandes fuentes de contaminación de los coches. Y al basarse en una estructura de malla impresa no precisa de aire para mantener su flexibilidad, por lo que es inmune a los pinchazos. Por otro lado, el patrón exterior facilita el agarre al absorber el agua del asfalto. Pero no se vayan, que aún hay más.
El musgo integrado no solo genera oxígeno y absorbe dióxido de carbono, sino que también genera su propia electricidad gracias a los procesos de fotosíntesis. Esta energía alimenta los sistemas electrónicos incorporados, que incluyen una unidad de procesamiento, sensores y unas bandas luminosas que cambian de color en función de la maniobra del vehículo, ya sea un adelantamiento, una frenada o un cambio de carril.
Por último, estas ruedas están conectadas al Internet de las Cosas (Internet of Things, IoT) con un sistema de comunicación lumínica capaz de interactuar con otros vehículos (V2V) e infraestructuras cercanas (V2I).
Aunque técnicamente es viable, se trata de un prototipo aún en vías de desarrollo. Pero sí apunta hacia un futuro más ecológico y funcional que permita superar la era de los cementerios de neumáticos. Solo en EEUU, cada año se desechan trescientos millones de neumáticos de difícil reciclaje. Con esta apuesta, Goodyear se suma a la tendencia de la economía circular del residuo cero, con una máxima optimización y aprovechamiento de los recursos. Sin duda, serán el complemento ideal de los coches eléctricos que ya empiezan a poblar nuestras carreteras.
Fuente: Interesting Engineering, Inhabitat
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