Nanotexturas para resolver un problema histórico
Un líquido lubricante capturado entre las nanotextura y la acción capilar evita la acumulación de residuos dejados por el agua
La capacidad de repararse a sí mismo ya no es cosa de estrellas de mar o de personajes de cómic. Con estos materiales pronto podrían hacerlo hasta nuestros teléfonos móviles.
Lobezno y esa capacidad suya de curar sus heridas por el arte de la regeneración parece que ha sido la inspiración de estos científicos de la Universidad de California en Riverside (EEUU) para la creación de este insólito material: un polímero que se repara a sí mismo y, además, conduce la electricidad.
Lo han presentado durante el 253º Congreso Nacional de la Sociedad Química Americana y abre un atractivo y prometedor camino para el campo de la electrónica. ¿En qué consiste exactamente?
El nuevo material está formado por un polímero transparente y flexible, fluoruro de vinilideno y hexafluoropropileno, y una sal iónica. Según explican los investigadores, conduce iones para generar corriente eléctrica, puede ser estirado hasta 50 veces su tamaño original y si un trozo se divide en dos, en un solo día las partes se unen completamente.
Con estas características, ya se postula como un excelente candidato para ser el material base en la elaboración de robots blandos o de dispositivos como smartphones. Por ahora ya han fabricado con él una batería de litio, pero pronto podría ser incorporado a las carcasas o a las pantallas, ya que si estas sufrieran un arañazo, podrían autorrepararse.
Los científicos aún tienen que poner a prueba el material en condiciones poco favorables, ya que, según han confesado, el agua puede alterar sus propiedades mecánicas. Puede que en un plazo de tres o cuatro año podamos verlo como parte de nuestros teléfonos móviles, ahora sí indiscutiblemente inteligentes.
La Universidad de Alicante ha desarrollado otro polímero con características similares de autorreconstrucción, pero que lo consigue mediante un método diferente. José Miguel Martín Martínez y su equipo del Laboratorio de Adhesión y Adhesivos de la Universidad presentaron a finales de 2015 un material que recuperaba el 70% de sus propiedades en menos de un minuto y, en un solo día, quedaba unido por completo si se parte.
El hallazgo, como tantas veces, fue el fruto de una casualidad afortunada. Cuando investigaban materiales resistentes para cubrir las tuberías que transportan el petróleo, observaron que al día siguiente algunos de los elementos que estaban utilizando aparecían unidos.
Este nuevo material que se repara a sí mismo, lo hace mediante un proceso físico y, según aseguran los investigadores, se puede repetir tantas veces como haga falta. Además, es resistente al agua, por lo que se habla de sus múltiples aplicaciones, como la posibilidad de fabricar tendones artificiales o prótesis, o de incluirlo en dispositivos electrónicos.
Fuente: El Mundo
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