Nanotexturas para resolver un problema histórico
Un líquido lubricante capturado entre las nanotextura y la acción capilar evita la acumulación de residuos dejados por el agua
El mundo de los wearables cuenta ahora con una nueva tecnología que convierte el sudor en electricidad.
A medida que los wearables van colonizando nuestra vida cotidiana, ya sea a través de relojes inteligentes o dispositivos para medir el rendimiento físico, la necesidad de encontrar fuentes de energía que alimenten estos dispositivos en miniatura requiere de nuevas soluciones tecnológicas. Si hace un tiempo, hablamos del cuerpo humano como una nueva energía renovable, ya sea por su energía cinética o el calor emitido, esta vez nos centraremos en las posibilidades que ofrece una sustancia como el sudor. La Universidad Grenoble Alpes en colaboración con la Universidad de San Diego (EE. UU) acaba de desarrollar un nuevo dispositivo flexible y estirable que se coloca sobre la piel y es capaz de producir energía eléctrica a partir de uno de los “biocombustibles” más comunes: el sudor humano.
Este innovador proyecto tecnológico ha sido el resultado de unir los conocimientos de bioelectroquímica de la Universidad de Grenoble Alpes y la experiencia de su homóloga americana en nanomáquinas y nanobioelectrónica. El principio de funcionamiento se basa en la reducción del oxígeno y la oxidación del lactato presente en la sudoración. En lo que respecta a los materiales utilizados, los desarrolladores de este proyecto tecnológico han recurrido a una malla de nanotubos, polímeros y enzimas que llevan una serie de conectores flexibles impresos directamente sobre la superficie. El ánodo es una enzima que obtiene electrones del lactato y los transfiere a una molécula receptora de electrones que ejerce de cátodo.
Si bien han acabado creando una biobatería, el objetivo inicial del proyecto tecnológico era desarrollar un sensor de lactato para medir el esfuerzo físico en tiempo real. Irónicamente, en las pruebas iniciales comprobaron que las personas con peor condición física eran las que generaban una mayor cantidad de electricidad. Esto responde al hecho de que, al realizar un esfuerzo físico, las personas sedentarias segregan una mayor cantidad de lactato, responsable de los pinchazos musculares que se experimentan al hacer ejercicio.
Por ahora, la batería de sudor que han desarrollado no va a sustituir a las centrales nucleares en términos de suministro eléctrico, ya que solo genera la energía suficiente para encender un diodo LED. Según los científicos, en estos momentos son capaces de producir 70 microvatios por centímetro cuadrado. Sin embargo, este tipo de batería es una tecnología barata y de fácil fabricación que los investigadores confían en poder optimizar de tal forma que alimente dispositivos más voraces en términos energéticos.
La batería desarrollada por la Universidad Grenoble Alpes no es la única tecnología que está intentando aprovechar el sudor para generar electricidad. Hace dos años, investigadores de la Universidad de Binghamton en Nueva York presentaron otro modelo de batería basadas en un material elástico con bacterias que generan electricidad al alimentarse del sudor. La idea es integrar el material en la ropa de los deportistas, de tal forma que pueda suministrar electricidad a dispositivos IoT. Los desarrolladores de esta nueva tecnología están explorando también la posibilidad de aprovechar la carga eléctrica de los millones de bacterias que habitan nuestro organismo.
Fuente: Science Daily, Fast Company
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